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Lipidos de levaduras y de caña de azucar transgenica para producir biodiesel

Científicos estadounidenses por un lado y argentinos por otro han publicado recientemente sendas investigaciones sobre la producción de biodiesel a partir de caña de azúcar transgénica y levaduras de la Antártida, respectivamente. En el primer caso demostraron que la caña de azúcar transgénica produce seis veces más lípidos esenciales para elaborar biodiesel que una sin modificar. Por otro lado, el trabajo realizado en Argentina concluye que los valores de acumulación de lípidos obtenidos por las levaduras están entre los más altos repostados en la bibliografía para levaduras oleaginosas.

Sobre todo en Brasil, el aprovechamiento energético de la caña de azúcar, incluso a partir de variedades trangénicas, lleva años demostrando su triple vertiente: producir electricidad, etanol y biodiésel. Ahora, un equipo multidisciplinar liderado por investigadores de la Universidad de Ilinios (Estados Unidos) ha dado un paso más para obtener un mayor rendimiento energético en la obtención de ambos biocarburantes.

En el artículo publicado este mes en la revista científica Biocatalysis and Agricultural Biotechnology concretan que se han caracterizado y procesado dos líneas de caña de azúcar transgénicas y otra no modificada genéticamente. Las concentraciones totales de lípidos fueron del 0,7, 0,9 y 1,3 por ciento respectivamente para las líneas no transformadas de caña de azúcar y para las transgénicas denominadas 19B y 25C, concluyen en el resumen del artículo. 

Aparte de esta doble concentración de lípidos detectada en las variedades transgénicas, los investigadores aseguran que el análisis de la composición mostró que alrededor del 31-33 por ciento de los lípidos totales fueron triglicéridos (principal materia prima para la producción de biodiésel) para las muestras transgénicas, mientras que este valor fue de sólo de un cinco por ciento para la caña no transformada. 

Para los autores, la conclusión final es que el estudio demostró el concepto de coproducción de lípidos y azúcares a partir de caña de azúcar transgénica, que tienen el potencial de sustituir a gran escala a los combustibles derivados de fuentes fósiles y sin demandas poco realistas de tierra.

Desde Argentina, la Agencia de Noticias de Ciencia y Tecnología (CyTA) informaba hace unas semanas de otro trabajo de investigación en torno a la producción de biodiésel con nuevas materias primas, en este caso levaduras que crecen en la Antártida.

El trabajo lo han llevado a cabo científicas y científicos de la Planta Piloto de Procesos Industriales Microbiológicos (Proimi) del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y del Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (Insibio), ambos ubicados en la provincia de Tucumán.

Dicho trabajo, publicado el pasado mes de diciembre en la revista Journal of Basic Microbiology, conllevó el análisis de siete especies de levaduras del género Rhodotorula aisladas del suelo de la Antártida, cerca de una de las bases científicas presentes allí. Según declaraciones de Silvana Viñarta, directora del proyecto, a la agencia CyTA-Leloir, son excelentes candidatas como productoras de una materia prima alternativa a los aceites vegetales en la producción de biodiésel y otras aplicaciones biotecnológicas.

La investigación permitió comprobar que bajo determinadas condiciones de cultivo (con altos niveles de carbono y bajas concentraciones de nitrógeno), dos cepas de Rhodotorula glutinis y una de Rhodotorula glacialis tenían alta capacidad para acumular lípidos neutros (aceites).

Según Viñarta, los valores de acumulación de lípidos obtenidos en este trabajo por estas levaduras, que representaron más del 70 por ciento de su peso celular, se encuentran entre los más altos reportados en la bibliografía para levaduras oleaginosas. Y el perfil de ácidos grasos es similar al que tienen los aceites vegetales.

La misma investigadora añade que los aceites microbianos son capaces de acumular lípidos en poco tiempo (3-10 días), crecer en diferentes sustratos de bajo costo como residuos o subproductos agroindustriales, requieren menor número de operaciones y son fáciles de escalar. Aclara también que como se pueden multiplicar en biorreactores convencionales, no requieren tierras fértiles para su cultivo y no compiten con los alimentos.

Por último, Viñarta afirma que la investigación ahora está enfocada a optimizar y escalar la producción de los aceites, así como a la realización de estudios bioquímicos y moleculares para el mejoramiento genético de las cepas y otras líneas de acción.