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El calentamiento global requiere mas que cifras de reduccion de CO2

La exsecretaria de Estado de Cambio Climático y exdirectora de la Oficina Española de Cambio Climático, Teresa Ribera ha advertido que es difícil realizar una descarbonización sin entender el proceso que está realizando el país vecino, y que ya no basta con establecer una cifra de reducción de emisiones de CO2 porque no es suficientemente creíble.

Por ello, ha señalado que es crecientemente importante explicar cómo se va a desarrollar ese proceso para ganar credibilidad en el contexto de las relaciones entre países, y para valorar decisiones de inversión para cualquier actor privado. Ribera se refiere así a la 21 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21), la Cumbre del Clima de París, que se celebrará en diciembre de 2015 y para la que todavía no existe un texto de negociación sobre el que poder discutir. Esto es lo más delicado en estos momentos, según ha señalado.

La ahora directora del Instituto para el Desarrollo Sostenible y las Relaciones Internacionales (IDDRI) ha presentado el proyecto Deep Decarbonization Pathways, de IDDRI y Naciones Unidas, que recoge hojas de ruta para la descarbonización de 16 países.

Desde sus cargos en la administración, Ribera encabezó durante las legislaturas de Zapatero la delegación negociadora española en el ámbito internacional y asistió a todas las COP. Entre ellas, la de Copenhague, que contó con la presencia de más de 100 jefes de Estado y de Gobierno y preveía cerrar el acuerdo que se persigue de nuevo este año en París pero, sin embargo, fracasó.

Durante el acto de presentación, ha tenido tiempo para reflexionar sobre las negociaciones. En este sentido, cree que hay voluntad política para llegar a un acuerdo. París puede ofrecer un tratado internacional en el que se incluyan reglas que garanticen el proceso de trabajo conjunto para los próximos años; y una señal del mínimo de ambición compartido en estos momentos a partir de la suma de todas las contribuciones de los diferentes países, aunque se sabe que ese mínimo está por debajo de lo que se necesita, ha indicado.

Asimismo, ha destacado que los países tenderán a ser prudentes y que llama la atención ver cómo países en desarrollo, que por primera vez hacen este ejercicio, cuando entienden que la reivindicación de los 2ºC para ellos significa un escenario de descarbonización muy importante, reaccionan con sorpresa e incapacidad, ya que se preguntan por qué tienen que ir a un escenario de un nivel de emisiones per cápita reducido.

Además, ha señalado que de la COP21 París cabe esperar el cumplimiento de la promesa de Copenhague de garantizar la movilización de recursos por importe de cien mil millones de dólares al año a partir de 2020, con una senda creíble y compatible, y con una parte dedicada a aspectos de solidaridad. No obstante, ha indicado que lo más importante es asegurar de forma creciente la coherencia en cualquier decisión de inversión, que los grandes reaseguradores, fondos de inversión, reguladores financieros y bancos de desarrollo, a la hora de evaluar proyectos y exigir transparencia respecto a los riesgos valorados para cualquier préstamo, tomen en consideración estas verdades.

También ha resaltado el respaldo masivo de otros actores sociales que no son los gobiernos nacionales, como los gobiernos subnacionales, los actores sociales, las corporaciones financieras y las empresas.

 Además, ha destacado que la próxima reunión de Lima, que se celebrará a principios de octubre, es clave porque se presentará un documento que analizará el funcionamiento del sector financiero y que puede tener un gran impacto.

Respecto al proyecto sobre el proceso de descarbonización en 16 países (Australia, Brasil, Canadá, China, Francia, Alemania, India, Indonesia, Italia, Japón, Corea, México, Rusia, Sudáfrica, Reino Unido y Estados Unidos), ha señalado que estos países, los grandes emisores, coinciden en las recomendaciones de impulsar las políticas de eficiencia energética, establecer una electricidad sin CO2, cambiar los usos eléctricos, que la dinámica de grupo facilita que el proceso comience y que hay que hacerlo cuanto antes.

Estas conclusiones son resultado del estudio de los escenarios de cada país en el proceso de descarbonización para llegar a 1,7 toneladas per cápita de emisiones para 2050, teniendo en cuenta la evolución demográfica, económica, objetivos socioeconómicos.