La tecnologÃa ha logrado imitar fielmente el proceso más prodigioso de la naturaleza, o eso parece… Seis meses después del anuncio que dio la vuelta al mundo, el quÃmico Daniel Nocera, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), ha presentado a la comunidad cientÃfica la hoja artificial que consigue reproducir la fotosÃntesis.
La hoja, del tamaño de un naipe, está fabricada de silicio, nÃquel, cobalto y otros catalizadores. Depositada en cubo de agua, la hoja reacciona quÃmicamente ante la luz solar y produce burbujas separadas de oxÃgeno y de hidrógeno. Las dos corrientes pueden ser recolectadas y almacenadas en pilas de combustible, listas para proporcionar electricidad. Cuando se coloca en un recipiente con agua, la célula solar de silicio, que tiene materiales catalÃticos de cada lado, genera burbujas de oxÃgeno en un lado y burbujas de hidrógeno en el otro, que pueden ser separadas y recogidas.
Los gases pueden después ser integrados en una célula de combustible que los recombina en agua produciendo una corriente eléctrica. No se puede ser más portátil: no necesita cables, es ligero y no requiere muchos equipos adicionales, más allá de algo para capturar y almacenar los gases.
El dispositivo no estará listo para la producción comercial, sin embargo, hasta que se desarrollen los sistemas que puedan recolectar, almacenar y utilizar los gases. La idea es disponer de una fuente barata de energÃa renovable para los paÃses en desarrollo. Una hoja mayor, de aproximadamente un metro cuadrado, bañada en agua, podrÃa a abastecer a un hogar de tamaño medio en un paÃs como India. Los costes de montaje y de operación serÃan sin duda mucho más reducidos de lo que hoy en dÃas es posible con las placas fotovoltaicas.