La demanda mundial de biomasa como fuente de energÃa podrÃa llegar a los 108 exajulios en 2030, una cantidad equivalente al 20 por ciento del suministro energético primario total y al 60 por ciento del consumo energético renovable, según se desprende de las conclusiones de un informe presentado por la Agencia Internacional de las EnergÃa Renovable (IRENA, en inglés).
El organismo, que ha lanzado REmap 2030, un plan de acción global para el modelo energético en el futuro, prevé un rol primordial para la biomasa, siempre y cuando sean introducidas las tecnologÃas modernas y sostenibles que propone al respecto en el documento, bautizado como Global Bioenergy Supply and Demand Projections for the Year 2030.
De cara a ese potencial escenario, la IRENA estima que, del total de 108 exajulios, un 40 por ciento serÃa generado a partir de residuos procedentes del sector agrÃcola, de coste mucho menor al que exigen los cultivos energéticos. Además, habrÃa un 30 por ciento adicional que provendrÃa de productos forestales sostenibles.
En el informe, el organismo asegura que, si se mantienen las polÃticas que ya aplican en la actualidad los paÃses e instituciones, el peso que el conjunto de las energÃas renovables tiene en el mix mundial solo pasarÃa del 18 al 21 por ciento de aquà a 2030.
En su opinión, de aplicarse tecnologÃas ya disponibles en la actualidad sobre eficiencia energética o el acceso a la energÃa, ese 18 por ciento podrÃa duplicarse hasta un 36 por ciento e incluso má". No obstante, esto último exigirÃa una reflexión más allá de lo convencional, hitos tecnológicos, asà como un cambio social liderado por los propios consumidores.
El director de Innovación y TecnologÃa de IRENA, Dolf Giele, a destacado que una biomasa basada en residuos y en una tecnologÃa más eficiente podrÃa convertir a la bioenergÃa sostenible en un actor decisivo en el mix energético global, reduciendo la contaminación del aire y contribuyendo a salvar vidas. Por el contrario, Amigos de la Tierra ha difundido este miércoles el informe Quemando Tierra, en el que ha reclamado la introducción de grandes restricciones en la Unión Europea para el sector de la biomasa; una fuente energética que implica un uso excesivo de tierras cultivables y forestales.
La investigación, encargada a la Universidad de Viena, cifra en 45 millones las hectáreas de huella de suelo que exigió el uso de bioenergÃa en la Unión Europea durante 2010, una superficie equivalente al área de Suecia.
De mantenerse la tendencia actual, la organización espera que el consumo a nivel comunitario aumente un 58 por ciento hacia 2013, lo que implicarÃa el uso de una superficie de 70 millones de hectáreas, lo mismo que Suecia y Polonia juntas.
Según la ONG, la mayor demanda de suelo para la producción de bioenergÃa que ha generado la actual polÃtica de subsidios de las autoridades comunitarias está causando deforestación, pérdida de biodiversidad, acaparamiento de tierras, asà como un aumento del precio de la comida que podrÃa poner en riesgo la seguridad alimentaria global.