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Eolica para un futuro sostenible y sin CO2

A pesar de que las inversiones iniciales son elevadas, los técnicos diseñan nuevos tipos de máquinas, conocidas como turbinas eólicas o aerogeneradores.

Grandes inversiones en investigación, desarrollo e innovación tecnológica apoyan el progreso eólico global de los últimos 15 años.

Con ellas se convierte la energía cinética del viento en energía eléctrica, una práctica común de la Humanidad desde hace mil 300 años.

Desde la antigüedad, el Hombre aprovechó la fortaleza del viento para impulsar embarcaciones y accionar los molinos que permiten en tierra extraer agua del subsuelo.

Ahora bien, nuestros antepasados no hablaban como se hace hoy de las bondades de una energía libre de contaminación, pues ni siquiera emite gases de efecto invernadero o interfiere en la producción de alimentos.

Los aerogeneradores se colocan en áreas abiertas donde se puede obtener una buena cantidad de viento y a través del movimiento capturado por esas grandes turbinas es posible generar electricidad.

Casi un centenar de países usa esa fuente de energía, con China como el que posee más parques eólicos y potencia. Las naciones que le siguen son Estados Unidos, Alemania, España, India, Francia, Italia, Reino Unido, Canadá y Portugal.

En 2013, España logró un hito al colocarse en la avanzada de los que situaron a la energía eólica como la primera tecnología de generación de electricidad durante un año.

Fue así porque la cobertura de la demanda eléctrica eólica alcanzó casi 21 por ciento y la generación anual, la más alta de la historia, fue equivalente al 90% del consumo de los hogares españoles.

Cuba ocupa el puesto 69 con 11,7 MW de potencia eólica instalada y se dan pasos en la construcción de un parque de 51 MW en el norte de la oriental provincia de Las Tunas, como una evidencia del impulso que reciben las energías renovables.

La mayor de las Antillas identificó un potencial de 630 MW con elevado factor de capacidad, que podrían instalarse en los próximos años.

A nivel mundial el potencial de explotación es grande. En la actualidad, la capacidad de energía eólica es de 238,4 gigavatios y para 2020 habrá cerca de un millón de megawatt instalados.

Los expertos recomiendan combinar esa energía con otras convencionales y así reducir los costos, al tiempo que se desarrolla una diversificación que reduce la dependencia del exterior.

Vale la pena continuar las investigaciones para hacer un uso más eficiente del viento y experimentar con la altura de las torres y el diámetro del rotor, ejes fundamentales para el aumento de la potencia y la energía eléctrica entregada.

Hay razones económicas y medioambientales para seguir observando hacia las regiones del planeta donde no existen árboles, edificios u otros obstáculos que produzcan turbulencias, los vientos son más intensos y soplan de un modo más constante.