La consultora Alkol Bioenergía y la Escuela Técnica Superior de Ingenieros (ETSI) de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) han llegado a un acuerdo para estudiar la viabilidad del cultivo de una variedad de caña de azúcar en España para producir bioetanol. Tiene “más fibra, será más resistente a la falta de agua y tendrá una productividad esperada de hasta 200 toneladas por hectárea”, además de aprovechar un subproducto del cultivo, el bagazo de caña, para producir “etanol celulósico”. Estas son las ventajas que enumeran los promotores del acuerdo.
Desde Alkol Bioenergía apuntan que cuando se piensa en caña de azúcar se imagina una planta que sólo crece en condiciones tropicales, pero “sorprende saber que se cultivó durante más de 200 años en el sur de España”, aunque luego, “más del 80% de la superficie estaba cubierta por una variedad obsoleta procedente de África del Sur, que no era resistente al virus del mosaico, lo que le restaba competitividad en el mercado global de producción de azúcar y etanol”. Por este motivo, la consultora en biocombustibles y bioplásticos ha firmado el acuerdo de investigación científica con la ETSI de Montes de la UPM, para desarrollar una variedad más rentable y resistente.
Según datos de 2011 de la Comisión Nacional de Energía sobre el mercado de biocarburantes en España, casi el cien por cien de la caña de azúcar empleada para producir el bioetanol que se consume en nuestro país procede de Brasil (107.000 m3), con una testimonial aportación de Francia (4.200 m3).
José Antonio Manzanera, catedrático de la ETSI, considera que este centro “está en condiciones de aportar conocimientos y experiencia científico-técnica para realizar los experimentos de polinización cruzada en que se basa el método clásico de mejora vegetal por cruzamiento y selección”. Por su parte, Al Costa, fundador de Alkol Bioenergía, afirma que “el objetivo es obtener una variedad con mayor resistencia al frio y a la falta de agua, que son los principales factores que inhiben el crecimiento de la caña de azúcar”.
Más fibra, más resistente a la falta de agua y una productividad esperada de hasta 200 toneladas por hectárea son las características con las que esperan dotar a la nueva variedad. En Alkol enfatizan la productividad en comparación con las biomasas actualmente empleadas, “que ofrecen una media de 40 toneladas por hectárea”. Por otro lado, añaden, “su alto contenido en celulosa hace fácil la extracción de los azúcares necesarios para la obtención del etanol celulósico”.
En contraposición al actual aprovechamiento de la caña de azúcar para producir bioetanol, Alkol destaca que en este caso se utilizará también el residuo molido o bagazo. “Este recurso es hoy la mayor fuente de riqueza de esta planta, porque como afirman los últimos estudios es la mejor fuente del llamado etanol celulósico, que no compite con alimentos y es la gran esperanza de Europa para los biocombustibles de segunda generación", apostilla Al Costa.
Costa asegura que “el proyecto busca desarrollar con la mayor brevedad posible la variedad objetivo y así poder empezar con la producción antes del momento del ‘apagón generacional’ programado para el 2020, cuando Europa forzará el uso de este tipo de biomasa”. Para agilizar el paso, Alkol Bioenergía prevé la visita de científicos brasileños que ya trabajan con el desarrollo comercial de estas variedades en su país para transferir así tecnologías y conocimientos al trabajo realizado en la escuela de Montes de la UPM.