El Consejo de la UE, en el que están representados los 28 países miembros, aprobó este umbral que obliga a rebajar los 203 gramos por kilómetro que se permiten en la actualidad bajo pena se sanción.
Holger Krahmer, el responsable de este expediente en la Eurocámara señaló en un comunicado lo siguiente: "me alegro de que no hayamos cedido a ningún tipo de presión para cambiar los objetivos", haciendo referencia a la insistencia de la industria para obtener un margen mayor.
En el pasado ya se había aprobado e incluido en una legislación comunitaria el límite de 147 gramos por kilómetro para 2020, pero ahora las instituciones debían profundizar en las formas de cumplirlo, igual que ocurrió con los turismos nuevos.
En el caso de los coches, la negociación desató una verdadera batalla que lideraba Alemania para reabrir el debate sobre los umbrales de emisión y rebajar su nivel de ambición con el argumento del grave impacto que la medida tendría en los fabricantes de coches, que ya están afectados por la crisis económica.
En esta ocasión, se ha optado por mantener el mismo límite de 147 gramos y reclamar sistemas de medición más fiables para las emisiones contaminantes.
Krahmer, cuyo informe fue aprobado por 552 votos a favor, 110 en contra y 12 abstenciones, declaró que "hemos conseguido un buen resultado después de difíciles negociaciones".
Todos los fabricantes que produzcan más de 1.000 vehículos al año deberán cumplir en el año 2020 el límite establecido, que representa el techo de emisiones medias autorizadas para toda la flota de furgonetas de hasta 3,5 toneladas ó 2,6 toneladas sin carga.
Igual que en los turismos, se permitirá un sistema de compensación, los llamados “supercréditos”, por cada vehículo con bajo nivel de emisiones que facilitará a los fabricantes la consecución del objetivo. Los productores podrán hasta 2018 contabilizar con más valor aquellas furgonetas que emitan menos de 50 gramos por kilómetro lo que compensará las emisiones de los modelos más contaminantes y mejorará su cifra media de emisiones.
Los eurodiputados aprovecharon la ocasión para reclamar que se solucionen las lagunas existentes en las pruebas ambientales a las que se somete a la flota de vehículos de un fabricante y lograron el compromiso de la Comisión Europea (CE) de poner en marcha en enero de 2017 un procedimiento para la evaluación de las furgonetas basado en el sistema de Naciones Unidas.
El grupo de Los Verdes aseguró que con el voto de hoy se ha perdido una oportunidad de fijar límites más ambiciosos y consideró que el umbral de 147 gramos no supone ningún aliciente para que la industria innove y fabrique vehículos menos contaminantes.
“Lamentablemente, esta legislación se limita a confirmar los límites poco ambiciosos para 2020, que fueron fijados en 2011 sobre la base de datos incompletos, y no introduce límites para 2025?, señaló el portavoz de Los Verdes, Carl Schlyter.
Krahmer, sin embargo, consideró que el marco de esta legislación no era el adecuado para introducir límites al CO2 de las furgonetas para 2025, en especial sin una evaluación de impacto apropiada.