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La biomasa deberá reducir un 60% sus emisiones de GEI.

La Comisión Europea ha redactado un borrador de directiva sobre sostenibilidad de la biomasa sólida y gaseosa que endurece algunos de los criterios de partida. Cuando en 2010 se dieron a conocer los primeros objetivos se hablaba de reducciones mínimas de un 35% de gases de efecto invernadero (GEI) con respecto a los combustibles fósiles. En el borrador actual pasa a ser del 60%. Por el contrario, suben de 1 MW a 2,5 MW las instalaciones de biomasa térmica exentas de cumplir con estos criterios.

Algunas publicaciones han tenido acceso al borrador de directiva europea que marcará los criterios de sostenibilidad de la biomasa sólida y gaseosa para la producción de energía eléctrica y térmica, que incluye también al biometano a inyectar en la red de gas convencional. La principal novedad con respecto a los textos que se dieron a conocer al comienzo de la elaboración de la directiva es el establecimiento de un umbral mínimo de reducción de emisiones de GEI del 60% con respecto a los combustibles fósiles en los mismos usos. Esto supone un incremento del mínimo que se planteó en un principio, que era el 35%, con objetivos del 50% en 2017 y del 60% en 2018 para nuevas instalaciones.

El borrador actual establece el 60% para así “garantizar un óptimo rendimiento a través de la innovación tecnológica y la producción y uso eficiente de la biomasa en el sector de la energía, así como desalentar las inversiones en instalaciones que ofrezcan bajos beneficios en cuanto a la emisión de gases de efecto invernadero”. Buena parte del borrador se dedica a establecer las normas para el cálculo de las emisiones GEI. La intención es establecer una metodología armonizada de contabilidad de los GEI y de “un amplio conjunto de valores por defecto para los diferentes procesos de producción de biomasa, con el fin de minimizar la carga administrativa de los operadores”.

Como estaba previsto, el borrador establece áreas con alta valor en biodiversidad de donde queda prohibido extraer biomasa, que incluye bosques primarios y espacios protegidos, entre otros. También pide que se evite “el indeseable cambio de uso de la tierra, con el fin de evitar posibles efectos no deseados por el aumento de la utilización de biomasa para energía”. Estos criterios no se aplicarían a la biomasa procedente de residuos, como el licor negro y otros desechos de la industria papelera, el aserrín de los aserraderos y el estiércol del ganado.

Otro de los criterios incluidos en el borrador de la directiva es asegurar que la biomasa de procedencia forestal provenga solo de explotaciones que llevan a cabo una gestión sostenible, establecida a escala mundial a través del sustainable forest management (SFM) y a otros niveles por reglamentos y sistemas privados, como el Forest Stewardship Council (FSC) o el Programme for the Endorsement of Forest Certification (PEFC). 

Por último, el borrador afirma que para garantizar el costo-rentabilidad de las instalaciones, los criterios mencionados se aplicarán sólo a las plantas de biomasa con una capacidad igual o superior a 1 MW en electricidad y de 2,5 MW de energía térmica. Según los primeros textos previos propuestos, la potencia era de 1 MW para ambas modalidades. En cualquier caso, y a pesar de que en la presentación de dichos textos se afirmó que en 2012 estaría cerrado el definitivo, el borrador ahora conocido tiene que pasar por varias direcciones generales de la CE, por lo que le queda aún un largo recorrido hasta su versión definitiva y tampoco estará disponible para este 2013.